Un líder está al servicio de su equipo, de los objetivos y razón de ser de la organización.

Las competencias técnicas no bastan para digirir personas. Es necesario desarollar habilidades nuevas que tienen que ver con cómo funcionamos las personas.  Para ello es necesario un trabajo paralelo y en la mayoría de los casos involucrarse en nuevos retos personales para poder servir a las personas y también, no menos importante, para servir al cliente.  Por ello me gusta mucho el slogan cuando vamos en los aviones: «put your mask first».  Si no tenemos puesta nuestra máscara de oxígeno difícilmente podremos apoyar a nuestro equipo, que es lo que se espera de un líder.

Entre los líderes con quienes he podido trabajar como facilitador de grupos y como coach individual, me encuentro que aquellos que logran una mayor influencia en su equipo son quienes tienen una vida rica en el campo personal y se muestran siempre humildes… continúan siendo aprendices.

Algunas características de estos líderes poderosos son:

– Se cuidan físicamente. Practican un deporte, no solo van al gimnasio. Cuidan su alimentación. Tienen contacto con la naturaleza.

– Asumen que se tienen que conocer personalmente. Tienen un profundo trabajo sobre su personalidad (aristas, prejuicios, debilidades, motivaciones)

– Se interesan por campos ajenos a su trabajo. Para enriquecer su conocimiento de la sociedad

– Son activos en grupos sociales diferentes de los amigos

– Asisten a foros, congresos y de alguna forma son curiosos por lo nuevo

– Son humildes. Tienen los pies en la Tierra y buscan maestros

– Hacen yoga o meditación.  Se toman en serio el silencio y toman distancia de lo cotidiano

– Son agradecidos. Sienten que deben devolver al mundo parte de la suerte que les ha correspondido