A propósito de la ternura
Cuando nacieron mis sobrinas mellizas y yo fui a tomar una en brazos, mi madre me dijo: “Abrázala fuerte pero con ternura”. Aquello me sirvió para comprender años después que es una actitud clave para mi profesión de facilitador de grupos y personas.
La ternura nos conecta a las personas más allá del objetivo, genera un lugar de seguridad y permite que exploremos sin temor a ser heridos. La seguridad es un elemento clave para sobrepasar el temor innato que tenemos al cambio.
Una intervención o facilitación en un grupo, de primeras, es vivida por una parte de un grupo como una amenaza y quizás por unas pocas personas como una aventura, o al menos con cierta curiosidad.
El tono de voz de la ternura
Es necesario conectar con la ternura para que esta se transmita al tono de voz. Previo a cualquier idioma, en nuestra fase de bebés, adquirimos una gran capacidad de lectura (lo llamamos inteligencia preverbal). Es decir adivinábamos con destreza la comunicación corporal y el tono de voz para saber si podíamos confiar o no, y también para adivinar el estado de ánimo de mamá o papá.
Esta habilidad de conectar con, y transmitir con la voz, la ternura, la he aprendido modelando la “forma de hacer” de maestros como Jan Jacob Stam, Matthias Varga o Gunter Weber. Ni que decir de mi admirada Elisabeth Ferrari, que casi con su sola presencia hacia que no levantase ninguna barrera a sus propuestas sistémicas.
Amabilidad y ternura
“Hay tres cosas importantes en la vida:
ser amable, ser amable y ser amable”.
Henry James
La amabilidad es un gran pegamento social. Mi pregunta es, si cuando Henry James se refería a TO BE KIND, se refería a un acto externo o interno. Me considero una persona bien educada por mis padres para saber estar amablemente, aunque a veces sean molestas mis ideas innovadoras o mi curiosidad permanente o quizás mis deseos de traspasar fronteras. Asuntos personales aparte, la pregunta que me hago enfrente de un grupo o de una persona, es si estoy conectado con la ternura. Es un chequeo constante que realizo mientras estoy haciendo una facilitación o una intervención.
Un equipo es como un erizo
El trabajo sistémico es como acariciar un erizo. El erizo es un mamífero, pero si detecta algún peligro en lugar de dejarse acariciar en el abdomen te ofrecerá sus púas. Por ello es necesario crear condiciones de seguridad psicológica para explorar el cambio. Para un sistema, un equipo, el cambio es naturalmente experimentado como un peligro. Por lo tanto, es frecuente que nos ofrezca, como facilitadores, sus púas como diciendo, aquí no entres.
Generar un abrazo de seguridad y ternura, permite a los individuos para quienes cambiar es un gran riesgo, que se abran a la exploración.
Para conectar con la ternura
Uno de los riesgos de la ternura, es la imposibilidad de mostrarla pues puede ser un signo de vulnerabilidad. Pero, y si no nos mostramos vulnerables, ¿Cómo podemos generar un espacio seguro para un equipo en una sesión?
La ternura no ha sido un atributo que haya tenido yo “de fábrica”. Creo que ha sido un aprendizaje, un entrenamiento para pasar de ser consultor a facilitador. Como consultor buscaba ser brillante. Fui bueno en lo que hay que hacer, pero cuando me enfrenté con el cómo, vinieron decepciones para con mi deseo de influir.
Existe un riesgo con la vulnerabilidad y es que, si en esos momentos de vulnerabilidad nos han hecho daño, es difícil volver a abrir nuestro corazón y nuestra vulnerabilidad. Pero la mala noticia, es que para pasar de un estado a otro requerimos atravesar la vulnerabilidad como lo hace una serpiente que muda de piel.
Te sugiero escuchar una canción de Lluis Llach, “La tendresa”, que tiene un párrafo que me hace recordar su valor.
“del dulce latido de la ternura
que espera …
la ternura
que exalta …
la ternura
que nos cura cuando da miedo la soledad”.
Se habla mucho de la capacidad de escucha como una “soft skill” clave para líderes y facilitadores. Mi pregunta algunas veces, es si esta escucha está conectada con la ternura y por supuesto con la amabilidad.
Completamente de acuerdo contigo y con llach. La ternura es dar la mano al otro para que nos acompañe con confianza y tranquilidad a esa habitación oscura del alma que hay que atravesar para poder llegar a la claridad. Gracias Juan