EQUILIBRIO SISTÉMICO EMPRESA Y COLABORADORES

El equilibrio sistémico es un elemento clave en la satisfacción, la identificación y el compromiso de nuestros colaboradores.  Por equilibrio sistémico entendemos el balance entre lo que toman y lo que entregan nuestros colaboradores.  Parte de ese equilibrio sistémico lo ofrece la empresa y otra parte los jefes.

  • Qué ofrece un colaborador
    • Tiempo
    • Salud
    • Entusiasmo
    • Talento y creatividad
    • Contactos
  • Qué ofrece la empresa
    • Salario
    • Formación continua. Desarrollo personal y del talento del empleado
    • Retos y una visión de futuro
    • Nuevas relaciones
    • Pertenencia a un grupo, a una organización
    • Poder aportar a la sociedad (nos sentimos realizados cuando devolvemos algo de valor a nuestro entorno)

Existe la percepción entre muchos colaboradores que entregan y ofrecen más de lo que reciben. Sería interesante por parte de las áreas de comunicación de las empresas poner en relieve que la oferta empresarial más allá del salario. Evitar la sensación de “burn-out” y lograr un balance entre vida laboral y personal evita esta sensación de “largas horas”, que se ha vuelto un patrón en nuestra cultura y no atrae el talento de los más jóvenes.

El equilibrio sistémico y su percepción por parte de los trabajadores da tranquilidad y es un antídoto contra el mal de las organizaciones: el estrés.  En los niveles intermedios y altos de una organización la expresión de este equilibrio cultiva y retiene el talento por encima de la creencia de que depende del salario.

  • Qué ofrece un jefe?
    • Salario emocional. Hacer sentir útil
    • Hacer sentir importante
    • Feedback de desempeño
    • Creer en el potencial de sus colaboradores
    • Un plan de acción. Da estructura al trabajo.

Se dice que las personas no se van de las empresas sino de sus jefes.  En este sentido cada jefe debe ser un socio interno del área de Recursos Humanos y Desarrollo del Talento para que el colaborador perciba cotidianamente que desarrolla su talento y puede aportar valor. En resumen:  sentir que pertenece, que es útil y que se siente importante.

El drama de nuestra generación ERASMUS no es solo de un bajo salario, es no poder sumarse a un reto, no poder desarrollar su talento y no poder añadirle valor a  la sociedad y el entorno