Debajo de la pandemia hay brotes verdes

Hace poco más de un año, en un instante que ya nos parece lejanísimo, casi 200 CEO de grandes empresas estadounidenses emitieron una declaración que señalaba la necesidad de dar un giro al capitalismo. La obsesión por las ganancias rápidas, el cortoplacismo avaricioso y la pérdida de los valores que, además del beneficio, debían inspirar a las empresas estaban matando el sistema.

Era el momento de encarar ese desafío y había que hacerlo pronto. Era la hora de un nuevo capitalismo, uno más justo, equitativo y sostenible, que funcionase para todos, que tuviera un impacto positivo, que devolviera a la sociedad algo de lo que esta le daba, y que tuviera en cuenta de manera decidida el largo plazo. Enseguida llegó la pandemia, y las cosas se pusieron mucho peor.

Los fondos de gestión pasiva vendrían a ser los correctores de los defectos del sistema a partir de una inversión más paciente y responsable.

 

Quiénes son los principales actores de la banca pasiva

BlackRock, Vanguard y State Street, los tres mayores fondos de gestión pasiva, poseen una fórmula inversora diferente. En lugar de que el capital quede en manos de gestores que toman decisiones continuas sobre las empresas en que colocar el capital, cuándo entrar y salir de ellas y qué tipo de apuestas realizar, este tipo de firmas crea carteras vinculadas a índices que replican la composición de un índice bursátil entero (Ibex 35, DJ
EuroStoxx 50, Nasdaq 100…). Son los artífices de un nuevo y exitoso producto, los ETF (fondos cotizados), un híbrido entre las acciones y los fondos que pueden comprarse y venderse en las bolsas y que, por tanto, aportan mayor liquidez.

 

La sostenibilidad es apreciada por ahorradores y consumidores

Dado que hay pocas inversiones que generen seguridad en un momento de crisis económica y sanitaria, y con la deuda pública solvente en tipos negativos, hacen falta espacios que generen la certeza de la deuda pública pero que añadan rentabilidad. Esa es la promesa que ofrecen los tres grandes y por eso han crecido muchísimo en los
últimos tiempos. El capital de muchos ahorradores preocupados por la incertidumbre ha ido a parar, directa o indirectamente, a los fondos de gestión pasiva: es menos arriesgada que la inversión activa, tiene vocación de largo plazo y es más barata, por sus menores comisiones.

Pero además de ofrecer un lugar seguro, y si otorgamos crédito a lo que dicen de sí mismos, constituyen la redefinición del capitalismo financiero, en la medida en que conjugan los intereses de los inversores y los de la sociedad, que precisa un capital más integrado, más vinculado con su entorno y con una perspectiva mucho más amplia.

 

Los nuevos criterios ASG de los fondos de inversión pasiva. 

Los fondos de inversión pasiva están especialmente comprometidos con la sostenibilidad, presionan para lograr una economía baja en carbono y abogan por otro tipo de gobierno de las empresas. En el centro de estas pretensiones se sitúan los criterios ASG.

Los nuevos criterios ASG prestan especial atención a la apuesta ecológica, a la responsabilidad social, a la diversidad en el lugar de trabajo, a la remuneración apropiada de los directivos y al gobierno corporativo. Son criterios con gran importancia, dado que los informes desfavorables en este sentido penalizarán en el apoyo inversor a las empresas que los incumplan.

 

¿Cuál es su nivel de influencia a día de hoy?

En Europa, los tres administradores de activos pasivos tenían una propiedad media del 8% en las 30 empresas más grandes cotizadas de Alemania. Su posición era más reducida en Francia y los Países Bajos, ya que solo poseían el 22% en el índice AEX y el 20% en el índice CAC 40. Lo que es un hecho es que son actores a tener en cuenta para acceder a financiación en el futuro.

Es decir, ya no solo las empresas, los emprendedores y start-ups deberán adaptarse a las normativas de los gobiernos en este aspecto, sino que serán evaluadas con los nuevos criterios de la banca pasiva ASG, que se cree ganarán cada vez más espacio en el sector financiero y por lo tanto son una fuente interesante de financiación a tener en cuenta.

 

¿Cuál es el reto para directivos y emprendedores?

Empresas, emprendedores y directivos tienen en este momento de incertidumbre un indicador claro de hacia donde adaptarse para seguir siendo sostenibles. Dicho de otro modo, con los criterios ASG, los fondos de gestión pasiva han creado un instrumento de valoración a través del cual actuarán como correctores de las disfunciones del sistema.

La no adaptación a los criterios ASG penalizará a aquellas compañías que no utilicen las energías limpias y que no promuevan decididamente la diversidad en el trabajo, la equiparación salarial entre hombres y mujeres y la necesidad de retribuciones ajustadas por parte de los directivos. Son el mecanismo de control del capitalismo contemporáneo, mucho más que simples estándares de inversión.