El arte de elogiar para liderar

Principios sistémicos y elogio

El reconocimiento social nos proporciona información relevante sobre nuestra identidad. Usamos las valoraciones externas para comprender quiénes somos. La imagen de nosotros mismos que nos formamos de ese modo influye de manera destacada en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

A través de los elogios (y también de la crítica) aprendemos quiénes somos en realidad Elogiar, reconocer, son clave en el liderazgo ya que las personas hacemos casi cualquier cosa por pertenecer (primer principio sistémico de PERTENENCIA), y es la/el jefe quién proporciona las alabanzas. Vamos a explorar cómo potenciar el elogio, cómo lo reciben las/os elogiadas/os.

Algunos halagos no resultan solo exagerados, sino que están «envenenados», puesto que, en realidad, esconden una crítica. “Es lo menos que se esperaba de ti!”

Una cosa es clara: aunque los elogios se expresen con buena intención, no siempre se efectúan de manera correcta ni siempre ayudan. Saber elogiar supone todo un arte.

¿Por qué? Por una parte, cada alabanza contiene una valoración. La persona que la formula se atribuye a sí misma la competencia y la facultad de poder juzgar al contrario y suele hacerlo sin pedir permiso, lo cual revela ciertas características de la relación entre ambos: el elogiador se

halla como mínimo al mismo nivel o por encima del elogiado. Un elogio en sentido inverso (de abajo arriba) se siente sospechoso.  En lo sistémico sería el segundo principio de ORDEN. 

Según el tipo de halago, varía el grado de responsabilidad de la persona elogiada. En el caso de un cuadro, el pintor es el responsable, pero en relación a la inteligencia, no lo es la propia persona.  Debe existir un EQUILIBRIO (tercer principio sistémico) entre responsabilidad y tipo de elogio.

Además, una alabanza puede parecer subjetiva («El cuadro me parece bonito») u objetiva («Es un cuadro muy bonito»).

Para formular un halago lo más eficaz posible, la forma es importante, pero también la dosis, la situación y la relación entre los implicados. Un simple «¡Bien hecho!» no basta en la mayoría de las ocasiones.

 

Elogiando de forma eficaz y …  eficiente

Para conocer mejor este terreno, los psicólogos y pedagogos han convertido en los últimos años los elogios en objeto de investigación. De sus estudios se desprende una serie de consejos que pueden tener en cuenta los padres y las madres, los profesores, los compañeros de trabajo o la pareja.

  • Sé sincero.

En primer lugar, un halago debe ser lo más sincero y auténtico posible. Así, es mejor ahorrarse el elogio a un empleado si su trabajo no se considera realmente estupendo o si se sospecha que el propio trabajador no está satisfecho con él.

  • Cuidado con las exageraciones. Sé equilibrado en el halago

Es mejor halagar lo que la persona alabada puede controlar por sí misma. Solo entonces los elogios resultan personales. Quien recibe un cumplido por su color de cabello natural probablemente se alegre, pero no puede valorar el elogio como resultado de su propio esfuerzo, al contrario de lo que sucede si se la elogia por su estilo de vestir o cuerpo musculado.

Un equipo coordinado por el psicólogo del desarrollo Eddie Brummelman, de la Universidad de Ámsterdam, pidió a más de 200 escolares de edades comprendidas entre 8 y 12 años que resolvieran una tarea de destreza con unas gafas de realidad virtual. A continuación, una parte de los padres participantes dedicó un halago moderado («¡Bien hecho!»), uno exagerado («Lo has hecho increíblemente bien») o no expresó nada sobre la habilidad de sus respectivos hijos.

¿Resultado? La retroalimentación exacerbada fomentó que los niños más seguros de sí mismos siguieran trabajando con más ahínco en la tarea de realidad virtual; por el contrario, a los más tímidos les apetecía menos continuar con la actividad que si no hubieran recibido ningún tipo de comentario.

Cabe tener en cuenta, además, que los requisitos para ser elogiado no deben ser demasiado fáciles, ya que quien es halagado por algún motivo que le parece banal quizá crea que ya no confían en él. En cualquier caso, los elogios deben estar bien medidos; de lo contrario, la motivación disminuye.

Si el elogio se desvía a la competitividad, quizá a la persona alabada le resulte secundario lo que haya conseguido: lo principal es que pueda superar a otros. Ello puede generar una presión que le impida seguir esforzándose, revela un estudio coordinado por Jennifer Henderlong Corpus, de la Universidad Reed.

Después de que niños de 9 y 10 años resolvieran unos complicados rompecabezas, las psicólogas evaluaron su rendimiento con comentarios que hacían hincapié en su esfuerzo («Genial, cada vez lo has hecho mejor») o en su superioridad con respecto a otros compañeros de clase («Eres mejor que la mayoría de los de tu edad»). A continuación, permitieron a los niños trabajar de forma independiente en un «laboratorio creativo». Los que solo habían recibido elogios personales demostraron mayor interés. Por el contrario, la comparación social, aunque parecía muy positiva, fomentó que disminuyera más el placer por la actividad que cuando no se hacía ningún comentario. Según las investigadoras, la «motivación intrínseca» se ve perjudicada por la presión de la competitividad.

Otros experimentos con adultos confirmaron tal observación. Al parecer, un «¡Eres el mejor!» hace temer que no podrá llevarse a cabo la tarea tan bien la próxima vez; por tanto, no merece la pena esforzarse.

Si se tiene en cuenta todo lo descrito hasta ahora a la hora de alabar, los elogios suelen sentar bien a quien los recibe, ya que, por lo común, nos gusta que nos halaguen. Pero ¿por qué? ¿Se desprende de ello que se puede exagerar un poco cuando queremos alegrar a alguien de ese modo?

  • Autoestima vs Narcicismo

Según Brummelman, no todas las personas están siempre sedientas de halagos, y algunas son bastante más receptivas que otras. «Dos rasgos de la personalidad resultan de especial importancia: el narcisismo y la autoestima. Las personas con características narcisistas que piensan de sí mismas que son maravillosas y merecen un trato preferente, a menudo muestran una gran necesidad de ser elogiadas por los demás», apunta el psicólogo. Por lo general, no les basta un simple cumplido. «Quieren ser elogiadas de verdad.

La autoestima de una persona ayuda a determinar cómo maneja los elogios. «Las personas con poca autoestima a menudo piensan que cuanto mayor era el reconocimiento por parte de superiores y compañeros de trabajo, menor  resultaba el riesgo de sufrir burnout. Al mismo tiempo, el respeto y la valoración reducían el agotamiento emocional y aumentaban la productividad”.

 

Conectividad vs competitividad

 El mundo actual ha generado el paradigma de que el respeto solo puede conseguirse a través de los logros constantes.

Brummelman afirma que en realidad no se necesita ningún elogio para que las personas se sientan reafirmadas. Para la autoestima son igual de importantes el cariño y el afecto, mostrar interés, tener tiempo para el otro y llevar a cabo actividades juntos, participar.

Si tenemos en cuenta esto, estamos ante la posibilidad de generar un liderazgo más sistémico que competitivo. Sería como generar un OASIS de autoestima en tu organización, en donde la conectividad estuviese por encima de la competitividad.

A menudo, el interés es el mejor halago. “¿Esto lo has hecho tú?  Con todo, ello no significa que debamos dejar de elogiar. Para los adultos y para los niños en particular, un halago es una señal que les ayuda a entender cómo funciona el mundo, como funciona un área, un departamento.

En palabras de Brummelman: «Halagar no es el único modo de hacer felices a los demás. Una relación llena de afecto y confianza ayuda con frecuencia todavía más».

Lo que potencia el elogio

Muestro interés.

“¿Has participado por primera vez en un proyecto como este? Estoy contento de verte aquí”

Agradezco

“Gracias por tu compromiso con esta iniciativa”

No comparo

Has sobresalido más que tus colegas

Pongo acento en lo que está en manos del elogiado, no en su forma de ser

Qué lista eres!!!”
“Puedo apreciar el tiempo que has dedicado a este proyecto”

Soy sincero

“Qué interesante ¡!!“
Es lo mejor que he visto”

Premio más el esfuerzo que el resultado

“Puedo notar lo que te gusta este tema”
Eres muy buena en este tema”