Origen de las bibliotecas. Todas las civilizaciones importantes han tenido bibliotecas anexas a templos y palacios reales, dada la virtud atribuida a los libros como elementos sagrados, mágicos o de poder. Han llegado a nosotros la historia de la creación de la escritura (cuneiforme) y también la de las bibliotecas de la antigüedad comenzando por la de Alejandría.

La humanidad pasó del papiro al pergamino inventado en la ciudad de Pérgamo y posteriormente al papel. Hoy en día la información está en la nube y una gran opción de consulta es WIKIPEDIA, gran esfuerzo de generosidad humana al que me siento profundamente unido y que pocas personas aprecian por su gratuidad. Amo WIKIPEDIA.

La biblioteca pública empezó en Atenas hacia 540 a.C. como iniciativa de Pisístrato. Después de esta fecha cada templo tuvo su anexo dedicado a su biblioteca sagrada. También las corrientes de pensamiento en torno a filósofos como Platón o Epicuro tuvieron su biblioteca, sobresaliendo la que sostuvieron los peripatéticos en torno a la figura de Aristóteles, biblioteca que sería descubierta por un soldado romano escondida en tinajas y llevada a Roma por Sila en el siglo I a.C. y que permitió que la obra de aquel filósofo fuera conocida en Occidente.

En Roma existieron grandes bibliotecas impulsadas por emperadores como Adriano en el siglo II, la de Cayo Asinio Polion en el siglo I a.C. sobre la colina del Aventino o la de César Augusto en el monte Palatino. En el siglo IV había en Roma casi treinta bibliotecas públicas que poco después serían destruidas por los bárbaros.

La Edad Media no fue pródiga en bibliotecas; los pocos libros que había se concentraban en monasterios, abadías y palacios episcopales donde se refugió el saber y se custodió el legado cultural de Occidente durante casi un milenio. San Benito de Nursia, fundador de la orden benedictina, estableció como obligación monacal la lectura en el siglo VI. Poco después, algunas ciudades de la España musulmana como Córdoba tenían lujosas bibliotecas: en el 900 la capital del califato andalusí contaba con mediomillón de libros en su espléndida biblioteca. Se cuenta que el gran visir persa del siglo X, Abdul Kassem Ismael, viajaba con su biblioteca de más de 100.000 volúmenes a lomo de cuatrocientos camellos que caminaban siempre en la misma posición y orden de fila, porque cada camello llevaba una serie de libros alfabéticamente ordenados. Los camelleros eran bibliotecarios, y a cualquier deseo del visir ponían en manos de éste el libro que deseara ojear.

El Renacimiento fue momento crucial para el desarrollo de la biblioteca privada y pública. Cosme de Médicis fundó en Florencia en 1444 la primera biblioteca pública moderna poniendo a disposición de los sabios y eruditos del momento una colección de 10.000 volúmenes. Mientras, en lugares como Inglaterra las cosas eran diferentes: la biblioteca privada del obispo de Winchester no tenía más de diecisiete libros en sus estantes, pero se consideraba una gran cosa.

Las bibliotecas actuales mejor dotadas son seguramente la del congreso de Estados Unidos, con más de 100 millones de piezas, que rivaliza con la Biblioteca Nacional de Moscú.

El fenómeno de Wikipedia.

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Wikipedia es clave para la democracia

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