El cuento que te cuentas es el que cuenta
En el coaching ontológico, los cambios de perspectiva ocurren mediante la reescritura de narrativas personales, similar al modo narrativo de Bruner, donde el coachee transforma eventos caóticos en tramas coherentes con agencia y propósito. El coach facilita esto cuestionando suposiciones y proponiendo «subjuntivos» (posibilidades alternativas), pasando del modo paradigmático rígido a uno narrativo flexible que integra intencionalidad y temporalidad.
Ahora, cuando nos vamos a una sesión de coaching sistémico, la narrativa (el relato), permite resaltar, subrayar, los hechos transgeneracionales, que aún persisten en la experiencia actual del coachee. Un asunto del pasado, de forma subconsciente, se sigue reproduciendo como un patrón, en un momento “histórico” para el cual ya no es una adecuada respuesta al entorno.
Diferencia entre tiempo cronológico (Cronos) y tiempo “humano” (Kairos)
El gran psicólogo y educador Bruner, doctor y profesor de Harvard, hablaba de estas dos diferencias. Esto para el coaching ontológico y sistémico es clave pues nos permite describir el interesante impacto que tienen estos dos métodos en un cliente.
El tiempo cronológico es objetivo, mensurable y lineal. Puede ser medido por el reloj y el calendario. Es secuencial y uniforme; un minuto siempre dura 60 segundos. Es externo al sujeto. No tiene significado por sí mismo. Es el tiempo de la ciencia y la física.
El tiempo humano o Narrativo (Kairós) es el tiempo subjetivo de la experiencia vivida. Está organizado por el significado, no por la duración.
· Es flexible y elástico: una hora puede parecer un minuto o una eternidad según la experiencia.
· Los eventos se organizan por su importancia, no por cuándo ocurrieron.
· Tiene una estructura dramática con puntos de inflexión, crisis y resoluciones.
· No es lineal: Los recuerdos saltan, se mezclan. Recordamos eventos importantes de hace años con más claridad que lo que desayunamos ayer.
· Se organiza por hitos significativos: «Antes de tener hijos», «después del divorcio», «cuando cambié de carrera» – no «en 2015» o «hace 5 años». Es interpretativo: El mismo evento puede ocupar diferente «espacio temporal» según cómo lo narremos y qué significado le demos.
· Construye identidad: Nuestra autobiografía no es cronológica, sino narrativa; seleccionamos y ordenamos eventos que dan sentido a quiénes somos.
Aplicación al coaching ontológico:
En coaching ontológico, trabajamos con el tiempo narrativo:
· «¿Cuándo empezaste a sentir que esto era un problema?» (hito significativo)
· No importa tanto cuánto tiempo ha pasado, sino qué significado tiene ese tiempo
· Ayudamos al coachee a re-narrar su historia, reorganizando el tiempo de manera que le empodere
Ejemplo práctico: Alguien puede decir «He perdido 10 años en este trabajo» (tiempo narrativo negativo), cuando cronológicamente fueron 10 años. El coaching puede ayudar a re-narrar: «10 años donde desarrollé habilidades X, construí relaciones Y, aprendí Z sobre mí mismo».
Estas dos diferencias según Bruner nos permiten en coaching, ayudar a reestructurar historias vitales, a integrar experiencias pasadas y a construir identidades coherentes, facilitando reflexiones profundas y decisiones futuras. Técnicas narrativas permiten a los coachees «descubrir lo que tienen en sus cabezas», promoviendo mentalización y sentido personal, similar a aplicaciones en terapia y liderazgo.
Reencuadre de experiencias con el coaching sistémico
En el coaching sistémico, (como profundización del coaching ontológico), el coach guía al coachee a reformular eventos pasados como narrativas coherentes, integrando emociones y contextos para transformar desafíos en lecciones de crecimiento. Por ejemplo, recontar un fracaso profesional como un «viaje heroico» con obstáculos superados fomenta resiliencia y autoeficacia. Veamos aplicaciones del coaching sistémico. En el coaching ontológico apelamos a la palabra misma como vehículo de re-significación de los hechos y, evidentemente, del relato del cliente. En el coaching sistémico, el tiempo cronológico se hace aún más difuso, pero no por ello menos rico, pues el cliente contacta con tres aspectos nuevos:
· Utilizamos una “nueva representación afuera”. El cliente expresa su asunto con un mapa
· Lo transgeneracional: patrones que se repiten de generación en generación, o de un jefe a otro, por ejemplo
· Lo subconsciente que gobierna invisiblemente su sistema y a lo cual es leal, para pertenecer
Construcción de historias identitarias
En el coaching sistémico:
· Invitamos al cliente a narrar su vida como una historia continua, identificando patrones recurrentes y «subtramas» para alinear aspiraciones futuras con experiencias pasadas.
· Pasamos de la palabra a la representación afuera, con playmobil, papeles en el suelo o con nuestra manada de caballos.
· Esto promueve la autoría personal, como si fuese el “periodista” de su vida, de su familia de origen o de su organización (o equipo) y en donde se reescribe la biografía con finales abiertos y con potencial.
Podemos explorar múltiples perspectivas mediante preguntas curiosas como «¿Qué historia emerge si cambias el género (de tragedia a comedia)?» o «¿Qué significa este mapa y los eventos que en el ocurrieron? Representar afuera facilita la mentalización y nuevas interpretaciones, evitando correcciones directas para que el insight surja orgánicamente como una posibilidad que no era vista.
Narrativa en coaching sistémico. En el coaching con playmobil o caballos, los cambios de perspectiva ocurren mediante la reescritura de narrativas personales, similar al modo narrativo de Bruner, donde el coachee transforma eventos caóticos en tramas coherentes con agencia y propósito. El coach facilita esto cuestionando suposiciones y proponiendo «subjuntivos» (posibilidades alternativas), pasando del modo paradigmático rígido a uno narrativo flexible que integra intencionalidad y temporalidad. Por ejemplo, alguien ejecutivo estancado narra su carrera como «fracaso continuo»; el coach lo reconfigura en «etapa de aprendizaje hacia liderazgo», abriendo nuevas acciones e invitando a ampliar el mapa con eventos transgeneracionales que ahora no representan un potencial, pero dan pertenencia. Erich Fromm, en el “Miedo a la libertad”, nos habla del impacto negativo que tiene el principio sistémico de pertenencia, cuando queremos ir hacia nuestro potencial.
Aprendizaje por descubrimiento al representar fuera, más allá de la palabra. El coach no da respuestas directas, sino que facilita que el coachee descubra sus propias soluciones a través de preguntas poderosas que emergen del mapa que ofrecen los playmobil o los caballos, y que registra rápidamente en el cuerpo. Esto aumenta la comprensión profunda y el compromiso con las acciones.
Importancia del lenguaje y la narrativa Bruner enfatizó cómo construimos significado a través de las historias que contamos. En coaching sistémico, se ayuda al coachee a re-escribir sus narrativas personales limitantes. Me gusta hablar de una expresión de una cliente luego de una sesión con caballos. “Cuando la verdad pesa 600 kilos, es imposible no tomarla”.
Zona de desarrollo próximo (aunque este concepto es más de Vygotsky, Bruner lo desarrolló). A través de la representación afuera, de las preguntas poderosas y del desafío de los patrones (a costa casi siempre de perder pertenencia), el coach identifica el potencial del coachee y trabaja en esa zona donde puede lograr más, y en donde darse cuenta no es suficiente, sino que necesariamente requiere habitar un nuevo lugar (segundo principio sistémico de orden), y aprender a ser un poco desleal.
“La libertad positiva se identifica con la realización plena de las potencialidades del individuo, así como con su capacidad para vivir activa y espontáneamente”
Erich Fromm
