¿Cuál es el lugar de un consultor sistémico?

El trabajo sistémico es una intervención potente, sutil y por ello requiere de una vigilancia constante por parte del consultor para lograr 3 cosas: 

  • Que el cliente  quede en un lugar de más fuerza frente a su demanda
  • Que quede con mayor información que el mismo consultor sobre el problema
  • Que en la siguiente sesión con el cliente se pueda comenzar de un lugar «nuevo» que permita seguir avanzando

 

Para ello considero importante tener en consideración lo siguiente:

  • No hacer autoinmune al cliente:  Las posibles intervenciones sistémicas (constelación, figuras, mano cataléptica, estructuras en el suelo, papeles, caballos) dan tanta información que a veces sobrepasan al cliente y su demanda. Esto puede hacer que el cliente sienta que estamos yendo más lejos de lo que preveía para un sesión.  Por ellos es interesante preguntar siempre si estamos en la «película» correcta y si quiere continuar.
  • Respetar la capacidad del sistema del cliente para plantearse un cambio.  Si la demanda del cliente no le pertenece, posiblemente la intervención sistémica sea irrelevante para el cliente.
  • Buscar demostrar una hipótesis sistémica o tener la tentación sistémica de saber más que lo que el propio cliente sabe no hace ningún bien al lugar de fuerza que buscamos para él o ella.  Es una falta de respeto. La humildad de siempre estar leyendo la inteligencia espacial que proporciona una intervención sistémica, es un elemento clave para encontrar la información que mueve al cliente y/o mueve el sistema y lo hace fluir con el futuro emergente
  • Hablar en condicional, y no en presente afirmativo es el mejor tiempo verbal para llevar el cliente a la exploración sistémica y nos mantiene en un lugar neutral como consultores o facilitadores sistémicos
  • Volver a la casilla de salida, como si estuviéramos comenzando siempre, es un buen aliado para ser inteligentes (inter=dentro, legere=leer)
  • El verdadero trabajo sistémico es el que pasa en la cabeza, el corazón y las manos del cliente, no en nuestro hacer como consultores sistémicos.  La pregunta en la siguiente sesión de «¿Qué ha sido lo más importante que has percibido en la intervención sistémica?» siempre me llena de sorpresas.
  • El cliente está en el centro de la intervención sistémica no el consultor sistémico. ¡No es tu constelación, es la del cliente!
  • Finalmente,  son las ovejas las que hacen al pastor, no el pastor el que hace a las ovejas